domingo, 28 de febrero de 2016

El día de la bola extra

Mañana es el día de la bola extra. Llega una vez cada cuatro años, con  los febreros de los bisiestos. El calendario, como las ‘flippers’ de la sala de máquinas en la que quemabas sábados y domingos de otros tiempos, te pone una bola de más para continuar la partida. Mañana es 29 de febrero y ese es el día ideal para llenarlo con las cosas que nunca dijiste, para terminar las historias que dejaste a medias (o para empezarlas otra vez y probar un final diferente); mañana es el día ideal para rescatar todo lo que te queda pendiente y saborearlo como un vino viejo de las grandes ocasiones, de esos que abrirás cada cuatro años y que te devolverá a lugares lejanos. Mañana es el día para intentar lo que no pudiste hacer en su momento; aquella llamada de la que te arrepentiste o aquella decisión que cambiaste por otra. Mañana es ese día especial, un día de regalo; un día para tomar (si quieres)  el camino contrario al que elegiste de forma precipitada; para continuar lo que dejaste a medias en cualquier otro momento y, quizá, diste por perdido u olvidaste. Mañana puedes intentar ser tú y salir sin el disfraz de los otros días del año. Clic, clic, bola extra. Continúa la partida y sabes que tendrás una oportunidad que no tuviste el año pasado, ni el otro ni el anterior, y que tardará otros cuatro en volver. Mañana saldrás a la calle con una oportunidad para no equivocarte; o para volverte a equivocar con toda conciencia. Mañana es el día de la bola extra. Un día para recordar todos los principios que has dejado escritos por ahí y buscar el modo de llevarlos hacia  alguna parte. Mañana nos regalan un día que puede cambiar todos los demás. El día de la bola extra.

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